10 de enero de 2023

ALEMANES EN LA FRONTERA PARTE III

 2° PERÍODO. LA COLONIA HUMÁN. 1858 – 1870.

Si bien fue casi paralelo al anterior, posee características que lo diferencian de la migración valdiviana y se trató en el fondo, de resucitar la idea de Pérez Rosales y del ministro Varas de traer colonos contratados al lado norte del río Bio Bio, situándolos a las afueras de la ciudad de Los Ángeles, hacia el oriente, en los llamados potreros de Humán, ubicados entre los ríos Quilque y Paillihue, con grandes zonas pantanosas de pitras y arrayanes, y algunos llanos donde pastoreaban los caballos del fuerte militar de la ciudad.

A esta colonia llegaron 3 veleros con colonos contratados, el Iserbrock en 1858, el Australia, a inicios de 1859 y el Inca, que era el mismo Iserbrook, pero ese viaje lo hizo bajo el este otro nombre, de la firma Cambiaso.

Las tres naves llegaron al puerto de Talcahuano, luego de un viaje de al menos 5 meses de duración, para luego ser traslados a su lugar de destino, algunos en carretas, y otros en balsas remontando el Bio Bio, hasta Nacimiento y de ahí, nuevamente en carretas hasta su destino en las afueras de Los Ángeles.

Como ya hemos visto en otros artículos, fueron 27 los colonos y sus familias contratados por el estado de Chile, establecidos en la Colonia Humán, provenientes de distintos orígenes, como Brandenburg, Silesia, Austria, Hesse, Bohemia, Sajonia, Westfalia, Pomerania y Hollstein, totalizando 209 personas que constituyen el núcleo fundador de esta colonia, a quienes se les entregó una superficie bastante menor que a los colonos de Llanquihue. Solamente 8 cuadras, equivalente a 12 hectáreas, y no hubo superficie adicional por hijo varón.

No estaban exentos de impuestos ni deberes militares, y debían en el plazo de 1 año, tener despejada y sembrada una cuadra de tierra y tener una casa construida, para lo que le pasaron 200 tablas y una fanega de clavos a cada colono. Eso, además de algunas herramientas básicas, una carreta, una yunta de bueyes, una vaca parida, que debían pagar en un plazo de 2 años junto con la mantención mientras limpiaban su potrero y construían su casa. No está de más decir que el pasaje se lo pagaron cada una de las familias. Es un comentario muy malintencionado decir que a estos colonos alemanes les regalaron todo. Nada de eso. Al contario. Tuvieron que pagarlo todo.


Los detalles de este proceso ya lo hemos visto en otros artículos de esta misma página, en donde nombramos a cada una de estas familias fundadoras:

Arturo Neumann: La colonia de Humán. El verdadero inicio de la colonización de La Frontera. (arturo-neumann.blogspot.com)

Arturo Neumann: 150 años de fundación de Colonia Humán, Los Ángeles, Chile. Parte I. (arturo-neumann.blogspot.com)

Arturo Neumann: 150 años de fundación de Colonia Humán, Los Ángeles, Chile. Segundo contingente. Parte II (arturo-neumann.blogspot.com)

Arturo Neumann: 150 años de fundación de Colonia Humán, Los Ángeles, Chile. Tercer contingente. Parte III. (arturo-neumann.blogspot.com)

A este grupo de colonos se les unió por matrimonio, otras familias importantes, como los Dittus, Fiebig, Frindt, Heck, Klapp, Massmann, Oberg, Palme, Rolack, Schick, Vyhmeister, entre otros, y tuvieron que dedicarse a convertir un terreno boscoso y pantanoso, que en verano era relativamente “fácil” de trabajar, en comparación con el invierno, en que prácticamente se inundaba toda la zona destinada a los inmigrantes, lo que no hizo muy fáciles los primeros años de esta colonia alemana.

Quienes hemos vivido a orillas del río Paillihue alcanzamos a tener alguna remota idea de cómo eran estas tierras en esa época.


A esta colonia la llamo también, la colonia olvidada, ya que rara vez es mencionada dentro del proceso de colonización alemana del sur de Chile, centrándose principalmente en Valdivia, Osorno y Llanquihue. Esperamos que este humilde artículo sirva para reivindicar la gran obra de desarrollo de estos colonos, además de servir de homenaje a nuestros ancestros.

El hecho es que estos colonos convirtieron a Los Ángeles de un pueblito olvidado de calles polvorientas, a un gran polo de desarrollo agrícola, ganadero, comercial e industrial, gracias al empuje de estas familias alemanas.

La idea del ministro Varas y de Pérez Rosales era convertir la zona en un polo de desarrollo que permitiera ir ocupando de norte a sur los territorios más al sur del Bio Bio, para encontrarse con el empuje colonizador de los alemanes de Valdivia de sur a norte. 

Pero estos planes se vinieron nuevamente abajo, gracias a, para variar, otro de los tantos despertares populares de nuestro querido país, esta vez representados por la segunda revolución liberal de 1859, que sumado al levantamiento indígena de ese mismo año, ocurrido no solamente en Chile, sino que también en Argentina y el posterior establecimiento del reino de Araucanía y Patagonia, dificultaron y demoraron el desarrollo de la actividad agrícola al sur del Bio Bio, alcanzando apenas a la zona de Mulchén, Santa Bárbara, Negrete y Collipulli.


Las familias alemanas que se establecieron en Mulchén fueron: Bährens, Berger, Decher, Geilenfeld, Karlin, Mayer, Oberg, entre otras.

En Santa Bárbara, destacan: Bächler, Holz, Müller y Schönfledt, todas irradiadas desde la Colonia Humán, que fue un polo de atracción que abarcaba más allá de lo industrial, comercial o agrícola, sino que también fue un punto de encuentro cultural, que atrajo a más familias de origen alemán, provenientes de los de más procesos colonizadores.

En este período quiero destacar especialmente la figura de don Carlos Heck, como gran impulsor del desarrollo de Los Ángeles en esa época.


Fue difícil escoger, ya que figuras como don Guillermo Vyhmeister, Federico Frindt, o incluso mi bisabuelo Luis Neumann, contribuyeron al desarrollo agrícola, industrial y comercial de la ciudad de Los Ángeles, pero fue don Carlos Heck quien aportó más notoriamente con los avances tecnológicos que situaron a esta ciudad como una de las de mayor crecimiento de esa época.

Además de ser dueño de varios fundos cercanos a la ciudad, don Carlos construyó uno de los molinos harineros más grandes y modernos del sur de Chile, rivalizando con los que más tarde instalaría Bunster en la zona de Angol y Traiguén, que además de poseer tecnología de punta para la época, brindaba a sus trabajadores de comodidades que casi ningún otro tenía en el resto del país. Esto es, viviendas de ladrillo, iluminación eléctrica, un sueldo asociado a productividad de la empresa, entre otras cosas.


Efectivamente, don Carlos Heck instaló las primeras turbinas eléctricas para mover los motores del molino, tecnología jamás vista, anterior a la central Chivilingo, considerada oficialmente la primera de Chile.


Estas turbinas también sirvieron para dotar de alumbrado eléctrico público, siendo Los Ángeles una de las ciudades pioneras en esta tecnología.

3° PERÍODO. TERRITORIO DE COLONIZACIÓN DE ANGOL. 1870 – 1882.

Para 1870 cambian los límites territoriales de la provincia de Arauco, pasando Los Ángeles a ser parte de la provincia de Bio Bio y siendo ahora Angol la nueva capital del territorio de la frontera.


En este período se abren los territorios al sur de Angol, para ser ocupado por colonos tanto nacionales como por extranjeros, encontramos con varios apellidos alemanes realizando transacciones comerciales en los registros notariales de esta ciudad: Aichele, Bährens, Birch, Broghammer, Brücker, Burgdorf, Dellinger, Dreves, Eichenrodt, Fritz, Gabler, Gleisner, Griewe, Hauser, Hess, Hoffmann, Horn, Hug, Ihl, Jacobs, Kind, Klapp, Kramer, Kressin, Kröll, Krumenaker, Martz, Michaelis, Mutel, Neumann, Nickelsen, Onfray, Rosenberg, Rothamel, Saerle, Schank, Schmidt, Schultz, Schwarzenberg, Simon, Smitmans, Stark, Voigt, Wegner, Wein, Wolleter, Yenstchik, Yunge.

En Los Sauces, encontramos apellidos alemanes tales como: Eichenrodt, Mergell, Ochmik, Schaub, Smitmans, Von Daelitz

En Lumaco nos podemos encontrar con: Bosman (holandés incorporado a la colectividad alemana), Czischke, Eichenrodt, Eskuche, Gundermann, Klapp, Kröll, Linke, Neumann, Rolack, Rückert.


Todos ellos provenientes de distintas partes, ya sea directamente del extranjero, de Concepción, Arauco o de las otras colonias del sur, incluyendo la de Humán, gracias al auge de las grandes extensiones de siembra de trigo para producción de harina, enormemente demandada en esa época aprovechado por el impulso de empresarios como, por ejemplo, José Bunster.


También en ese tiempo se produjo uno de los cambios tecnológicos más importantes de la agricultura chilena, siendo lo tradicional la trilla manual, con mucha mano de obra y uso de animales como, por ejemplo, la tradicional trilla a yegua el elemento tradicional que sería reemplazado por nuevas tecnologías, como la cortadora de trigo de tiro animal, que facilitó y aceleró las labores de cosecha, necesitándose además mucho menos mano de obra para cubrir la misma superficie. Eso, además de la incorporación de la trilladora estacionaria movida con la tecnología del vapor.


Bunster estableció una serie de molinos en el valle al sur de Angol, incluyendo esta ciudad, además de Collipulli, Renaico, Traiguén y más tarde Nueva Imperial, que significaron el motor del desarrollo de esa zona fronteriza.


En este período de colonización quiero destacar a mi bisabuelo Daniel Kröll, nacido en Silesia en 1841, hijo de padres provenientes del Tirol, quien llegó como colono junto a sus padres y hermanos a la colonia Humán, en donde fue agricultor, también trabajó de alarife con Teodoro Schmidt, mientras confeccionaba el plano de la colonia, ahí aprendió a usar el nivel topográfico. Posteriormente se trasladó a Angol, luego de venderle su parcela a su hermano Stefan, en donde se instaló una fábrica de cerveza, instaló un alambique con el que fabricó aguardiente, que mayoritariamente se la vendía al propio José Bunster, de ahí la frase de este último que dicen que decía, “yo he pacificado más la Araucanía con mi aguardiente, que el ejército con sus armas”. Cierto o no, en la práctica eso fue parte de lo que realmente ocurrió.


Se dedicó al comercio ambulante rural, firmó varios contratos de abastecimiento de materias primas para el ejército. También aprendió a “mover la challa”, es decir, en términos menos rústicos, fue buscador de oro, encontrando una de las pepitas más grandes de la época, de casi medio kilo, que terminó vendiendo en Valparaíso en 1892.


Y aunque no tuvo nada que ver con la construcción del viaducto del Malleco, sí tenemos la leyenda familiar de haber sido el primer personaje que cruzó el puente ferroviario a caballo, la noche del 18 de septiembre de 1890, un mes antes de su inauguración, huyendo de una paliza segura por haber laceado y derribado una ramada dieciochera con sus ocupantes aún adentro, porque se burlaron de él, porque no sabía bailar cueca.


Fue dueño de más de 3 mil hectáreas entre Lumaco, Purén, Angol, Traiguén, Los Ángeles, hasta Vilcún, llegando a tener más de 120 familias chilenas a su servicio, dedicándose principalmente a la producción de cereales, crianza de ganado, explotación forestal, para luego abandonar la región y retirarse a vivir a Los Ángeles a su casa ubicada en donde actualmente se encuentra el cuerpo de bomberos en la esquina de Avenida Ricardo Vicuña y O'Higgins, falleciendo finalmente en 1925.


Continúa en Parte IV

No hay comentarios.: