16 de enero de 2023

Mi familia materna. Parte III

 3.- La familia Espinoza Freire.

En esta oportunidad, quiero continuar el artículo haciendo un homenaje a mi abuela materna, Dina Espinoza Freire. La Nina. Ella fue la única de mis 4 abuelos que conocí y por lo mismo, fue una persona que significó muchísimo en mi formación como persona, y sobre todo, con mi vínculo con los ancestros. Profesora normalista, mujer sufrida, debido a un esposo temperamental, producto habitual de su época, no pocas veces abusivo, pudo criar a 3 de sus 4 hijos lo mejor que pudo.

Creo que nunca sabré con certeza su verdadero segundo nombre. La conocí como Dina Estela. Sus documentos de identificación confirman lo mismo. Sin embargo, en la libreta de familia de sus padres, está anotada como Dina Ester. Tiendo a pensar que fue víctima de los habituales errores de los oficiales del Registro Civil, que anotaban lo que escuchaban, siempre y cuando pusieran suficiente atención. Mis amigos genealogistas entenderán a qué me refiero. Recuerdo, sin embargo, una historia que me contó muy de niño, indicando que efectivamente, tuvo una hermana mayor llamada Dina Ester, pero que falleció al poco tiempo de nacer y que nunca la inscribieron como fallecida. Luego, nació ella, La llamaron Dina Estela, pero nunca la inscribieron, y ocupó el lugar de su hermana. Esa fue su versión. Documentalmente hablando, fue inscrita en el Registro Civil como Dina Ester y en su vida adulta fue conocida como Dina Estela. Genealógicamente hablando, consideraré el documento más antiguo y en mi base de datos la tengo anotada como Dina Ester. A todo esto, nunca se me ocurrió pedir copia del registro de bautismo de mi abuela en Nueva Imperial. Nueva tarea pendiente.

Casi todas mis vacaciones de invierno las pasé con mi abuela en Collipulli. También en el verano la visitábamos. Ella era constante visita en nuestra casa en Los Ángeles, en Paillihue, donde era costumbre salir a caminar con ella, pese a su cojera, secuela de una hemiplejia. Siempre contaba historias entretenidas y, como buena educadora, nos incentivaba a desarrollar nuestros talentos. Era habitual que cada vez que nos quedábamos con ella, nos compraba cuadernos de dibujo y lápices de colores, con los que entreteníamos las lluviosas tardes collipullenses, aunque lo más seguro es que lo hacía para mantenernos sosegados y no expresáramos nuestro espíritu inquieto. También eran frecuentes las visitas donde su amiga y vecina María Bustos, la tía Carmelita, o la familia Risso. Todos esos paseos estaban imbuidos de historia, cultura y tradición.

No tengo claridad del primer recuerdo que tengo de ella, pero sí estaba consciente de su existencia en 1974, con apenas 4 años de edad, cuando viajé con mis padres desde Los Ángeles a Nueva Imperial, para que mi mamá se despidiera de su abuela Mercedes, que estaba en sus últimos momentos. Tengo varias imágenes de ese viaje en el Fiat 600 azul de mi papá, como por ejemplo, en la cuesta Mininco, la vista de una explotación forestal que me llamó la atención, porque divisé un camión cargado con troncos entre los senderos de explotación, al que por años llamé "el cerro con caminos"; también recuerdo una larga hilera de árboles antes de llegar a Temuco, algunos de los cuales aún existen entre Pillanlelbún y Cajón; los eucaliptos y aromos a la salida de Temuco, rumbo a Nueva Imperial, hoy, prácticamente desaparecidos; la primera ruca mapuche que vi, en el sector de Rengalil, a la salida de Labranza, luego, el interior de la vieja casa en Nueva Imperial, en calle Balmaceda y, por supuesto, la imagen de mi bisabuela Mercedes. Recuerdo que estaba acostada en su cama y mi papá le regaló unas naranjas, que agradeció mucho, pero que no podría comer porque tenía diabetes. Luego, centré mi atención en una pequeña estufa a carbón que había cerca, para más tarde estar jugando con un barquito de plástico celeste, que me pasó Alicia, una prima de mi abuela, que cuidaba a mi bisabuela desde muchos años. Dejo esta constancia de esos recuerdos primigenios, antes que se borren definitivamente de mi mente.

Años después, a principios de los años 80, visité nuevamente esa casa, junto con mi abuela, conocí varios parientes y me embebí de historias familiares, como por ejemplo, la Nina contaba que mi bisabuela fue inscrita a los 15 ó 16 años de edad, que falleció de 102 años, que era pariente de Ramón Freire y lo que más me llamó la atención fue un cuadro de mi chozna (primera vez que escuchaba es término), una dama antigua en el interior de una casa, pero lamentablemente, nunca retuve el nombre de ella. Nunca sabré si se trataba de María Eugenia Bastías, Petrona Sanhueza, Dominga Jeréz o Juana Nepomucena Silva.

Mi abuela enviudó en 1971, pero siempre que debía viajar, iba al cementerio de Collipulli a pedirle permiso a mi abuelo. Siempre nos entregó su cariño y enseñanzas, y cuando mi mamá estuvo por años enferma, mi abuela suplió no pocas veces el rol de madre. Finalmente, falleció en el hospital de Collipulli el 29 de agosto de 1985. Recuerdo muy bien esa fecha. Venía saliendo de clases de alemán en el Goethe Institut, y afuera me esperaban mi papá y mi hermana Jenny. Cuando me acerqué a saludar, vi a mi hermana llorando y ahí supe que mi abuela, la Nina, se había ido. Sabía que estaba enferma, pero en mi inocencia de joven, siempre pensé que se recuperaría. Esta vez no fue así. Me embargó una enorme pena y un sentimiento de culpa, por no haberla ido a ver antes, para despedirme. Entonces, lloré con mucha congoja, pero me consolaron las palabras de mi amigo, el padre Ben Aleonar, natural de Filipinas, hoy en ejerciendo su labor evangelizadora en Canadá, quien era mi compañero en el curso de alemán, y con ello, pude encontrar la tranquilidad con que enfrenté el duelo de su pérdida.

Podría recordar muchas cosas más de ella, como por ejemplo, cada vez que llegaba de visita el tío Gustavo Neumann, hermano de mi papá, y la encontraba en casa, ella le decía: "Llegué recién hoy en la mañana, no más...", en alusión a uno de los "particulares" dichos de mi tío, que decía: "Las visitas son como el pescado. A los 3 días se ponen hediondos..." (¿?). Pero eso es alargar demasiado el texto con temas más bien personales.

La Nina y su hermano Eduardo, fueron los únicos de los Espinoza Freire que tuvieron descendencia. Siempre hablaba de su hermana Lastenia, y de Guillermo, que tenía los ojos azules y que había muerto muy joven. También, de su hermano menor, Humberto, que falleció de 27 años. Mi abuela vivió toda su niñez y juventud en Nueva Imperial, estudió en la Escuela Normal, no sé si de Temuco, Victoria o de Angol, en donde se recibió de profesora, su primer trabajo como tal, parece ser que fue en Ancud, luego, se trasladó a Carahue, en donde conoció a mi abuelo Alberto Bravo, joven viudo, empleado del agua potable, con quien se casó en esa misma ciudad, para luego, trasladarse a Collipulli, en donde nacieron sus hijos, Nelson Iván, Irma Mariana (mi mamá), Rómulo Alberto (su hermano mellizo) y Jorge Eduardo, que falleció de 3 días.

A propósito de mellizos. Aunque no exista necesariamente una completa explicación biológica, tengo registrada la presencia de mellizos por 4 generaciones sucesivas, partiendo por mis hijos, Arturo y Claudio Neumann Concha, nacidos en 2005; mis hermanas, Vicky y Jenny Neumann Bravo, nacidas en 1972; mi mamá y el tío Alberto Bravo Espinoza, nacidos en 1945, y dos hermanas mayores de mi abuela, Betsabé del Carmen y María Magdalena Espinoza Freire, nacidas en 1901.

Pero ahora, vamos a centrarnos en los antecedentes documentales de esta familia, analizando las evidencias documentales que confirman o desmienten las historias heredadas de boca en boca, aunque nunca tan exageradas como la de llegar en barco desde Escocia (talla genealógica interna. El que sabe, sabe.)

No vamos a presentar antecedentes de las ciudades, pueblos y localidades en los que vivió esta familia, ya que, a diferencia de las anteriores, hubo mucha movilidad territorial, producto de los cambios propios de los acontecimientos históricos de la zona de la Araucanía y Arauco. Por el lado de los Espinoza, esta familia se movió desde el valle del Itata hasta las costas de Arauco, posiblemente producto del auge de la minería del carbón, y posteriormente se trasladaron hacia la Araucanía, por la oportunidad que ofrecía la región a la instalación de nuevos polos de desarrollo, como Carahue y Nueva Imperial. Los Freire, en cambio, se les encuentra siempre en la zona de Arauco, provenientes, posiblemente de la zona de Hualqui o Concepción. Revisaremos esas rutas en la medida que desarrollemos cada una de estas familias.

3.1.- La familia Espinoza.

Como es de esperar, existen varias familias Espinoza en Chile, ya sea con "z" o con "s". Más allá de las supuestas diferencias, que pueden o no acreditar diversos orígenes sociales, la evidencia documental demuestra que son generadas más bien por la animosidad y nivel educativo del escribiente, ya sea, oficial del Registro Civil, el cura párroco, o el monaguillo al que le tocó pasar en limpio las anotaciones del sacerdote. Mis propios ancestros los he encontrado con "s" o con "z" indistintamente, así es que esa diferenciación no tiene ningún significado.

Nuevamente, no podemos atribuir un origen común al apellido, pudiendo aparecer indistintamente en cualquier parte de la península ibérica. Menos aún, pensar que quienes llevamos el apellido, seamos parientes de Baruch Spinoza. Siempre hay que insistir en que esas afirmaciones deben acreditarse documentalmente. No podemos quedarnos con "lo que me dijo el abuelito", cercano más bien a un cuento para quedarnos dormidos, que a una realidad demostrable.


A lo largo de Chile existen varias familias Espinoza / Espinosa (para este artículo, vamos a usar la grafía "z" para todos los casos), casi todos estudiados en la zona central, como los Martínez de Espinoza, Forzén de Espinoza, Espinoza Rueda o Espinoza de Santander. Evidentemente, hay muy pocos estudios de las familias desarrolladas hacia los territorios del sur, pero la idea de estos artículos es ir supliendo esa falta de conocimiento, para que al menos sirva de base para futuros estudios, realizados por investigadores más capacitados que yo.

Mi abuela Dina Ester Espinoza Freire, nació en Nueva Imperial el 15 de marzo de 1908, siendo hija de Tomás Espinoza González y de Mercedes Freire Navarro. Como ya vimos anteriormente, contrajo matrimonio en Carahue con Rómulo Alberto Bravo Lazcano el 16 de septiembre de 1934 y tuvieron por hijos a los ya mencionados, Nelson, Irma, Alberto y Jorge Eduardo.

Tomás Espinoza y Mercedes Freire contrajeron matrimonio el 19 de julio de 1898 en Carahue y en Registro Civil, él declaró ser de oficio carpintero, tener 25 años de edad y ser hijo de Estanislao Espinoza y de María González. También indicó que su madre vivía en Carahue y que ignoraba en dónde estaba su padre. Mercedes, por su parte, declaró ser costurera, tener también 25 años y ser hija de Juan Esteban Freire, ya fallecido, y de Honoria Navarro, residente en Nueva Imperial. Este matrimonio civil fue realizado con posterioridad al matrimonio religioso, que fue también en Carahue, con fecha 3 de agosto de 1897.


Haciendo los respectivos cálculos, tenemos que Tomás y Mercedes habrían nacido en 1873, claramente no en Carahue, ya que fue fundada recién en 1882 por el General Gregorio Urrutia, en el marco de la Pacificación de la Araucanía, por lo que por años no pude dar con los registros de bautismo de ambos. Tomás falleció en Nueva Imperial el 4 de noviembre de 1975, y Mercedes, en la misma ciudad, el 16 de diciembre de 1974. De ahí el concepto de que mi bisabuela murió con más de 100 años de edad.

Encontrar el registro de bautismo de Tomás no fue tan difícil, fechado el 3 de febrero de 1878 en la localidad de Llico, provincia de Arauco. Sin embargo, en el documento se indica que Tomás tenía 1 año de edad, por lo que nació en 1877 y no en 1873, por lo tanto, tenía 21 años cuando se casó. O sea, para los criterios de esa época, era menor de edad y requería el permiso de los padres para contraer matrimonio. Era lógico que hubiera mentido respecto de su edad, por cuanto ignoraba en dónde estaba su padre, y su madre, María Higinia González Sanhueza, se había casado recién hacía 1 mes con Félix Valenzuela Méndez, formando otra familia.


Mucho más difícil fue encontrar el bautismo de Mercedes. Asumiendo también que podría haber venido de la zona de Arauco, revisé los archivos de Cañete y Arauco, encontrándome con varios Freire, pero nunca con el registro de bautismo de Mercedes Freire, menos, el matrimonio de sus padres, Juan Esteban Freire y Honoria Navarro. Lo que sí encontré fue el matrimonio de Juan Esteban Freire, con Toribia Monsalbe, en Cañete el 18 de diciembre de 1881.

Finalmente, orientando mi búsqueda a través de Honoria, encontré el bautismo de Mercedes Navarro, hija natural, de 3 años de edad, el 20 de noviembre de 1879, en la ciudad de Cañete. O sea, Mercedes había nacido en 1876, tenía 20 años cuando se casó por la iglesia, 21 al contraer matrimonio por el Registro Civil, por lo tanto, también era menor de edad, y tenía "tan solo" 98 años al fallecer. Como debía contar con el consentimiento de sus padres para casarse, y para esa fecha, Juan Esteban ya había fallecido, y Honoria residía en Nueva Imperial, tuvo que ajustar su edad a los estándares que la ley le permitía para contraer matrimonio, ante la imposibilidad de contar con sus progenitores.

Los hijos de Tomás y Mercedes fueron, Lastenia, Eduardo, Betsabé, Magdalena, Tomás Segundo, Guillermo, Dina, Mercedes y Humberto Espinoza Freire. Salvo Lastenia, que no tuvo descendencia, Eduardo y Dina, todos los demás hermanos fallecieron solteros. Lastenia y Eduardo, sin embargo, no eran hijos de Tomás. Si bien, ambos fueron inscritos como tal en el Registro Civil, el 12 de septiembre de 1898, existen en ambos registros, sendas anotaciones al margen fechadas el 17 de abril de 1957, indicando que eran hijos naturales de Luis Iglesias Carrasco, por lo tanto, toda la descendencia del tío Eduardo lleva por línea sanguínea el apellido Iglesias y no Espinoza. Calculando por la edad de la tía Lastenia, Mercedes debió haber conocido a Luis Iglesias cuando tenía 17 años y al tío Eduardo lo tuvo antes de cumplir los 20. Después de haberse casado con Tomás Espinoza, éste los reconoció como sus hijos y los crió como tales.

Como ya se indicó, los padres de Tomás fueron Estanislao Espinoza y María Higinia González. Su matrimonio está registrado en Arauco el 24 de diciembre de 1876. Él indica ser de Quirihue y estar viviendo hace 17 años en Arauco y ser hijo de Feliciano Espinoza y de María Eugenia Bastías. Ella, por su parte, dice ser natural de Talcamávida, hija de Juan de Dios González y de Petrona Sanhueza y estar viviendo en Arauco desde hace 14 años. Los padrinos de la boda fueron Ignacio Espinoza y Tomasa Espinoza. Aún no sé quiénes eran, pero intuyo que en el futuro serán una pista importante en mi investigación.


Los hijos que tengo registrados de este matrimonio son mi bisabuelo Tomás, Manuel Jesús, Juan, María Claudina, Margarita y María Estanislaa Espinoza González, todos, salvo Tomás, nacidos en la zona de Cañete entre 1877 y 1884. Posteriormente, esta familia se traslada a Carahue y luego a Nueva Imperial, en donde Estanislao se desempeña como comerciante.

Por mucho tiempo me costó encontrar más antecedentes de Estanislao, más allá de lo indicado en el matrimonio de Tomás en 1898, en el de Manuel Jesús en 1899, en donde se indica que no se sabe dónde está, o el de su hija Estanislaa en 1903, en donde se menciona como fallecido. Siempre estuvo la interrogante de qué pasó con él. Sin embargo, se le encuentra contrayendo matrimonio en Antilhue, el 7 de julio de 1889 con Lucinda Patiño Vergara, viuda de José Fernando Rivadeneira Salazar y descendiente de familias de encomenderos. En el documento expresa claramente ser soltero, e hijo de Feliciano Espinoza y de María Eugenia Bastías, dato que lo indica sin duda como el mismo Estanislao de Arauco.


Con Lucinda hasta ahora tengo registrados dos hijos de Estanislao: Juan Francisco y Rosa Ramona Espinoza Patiño, nacidos en 1889 y 1893, respectivamente. Lo curioso, es que para esos años, su anterior esposa, María Higinia González, aún estaba viva en Carahue. ¿Qué sucedió acá? Imposible saberlo con certeza, todavía. Bien pudo haber ocurrido que Estanislao y María Higinia hayan anulado su matrimonio, o en su defecto, aprovechando la gran actividad comercial existente entre Nueva Imperial, Carahue y Valdivia, Estanislao haya ido al sur a hacer algunos negocios y se prendó de la viuda, dejando abandonada a su familia en la Araucanía.

Curiosamente, para 1886 en los registros notariales, aparece un Estanislao Espinoza en Yumbel, vendiendo un terreno ubicado en la localidad de Quilacoya, cercano a Talcamávida, de donde era Higinia González. En 1887 aparece en Puerto Montt, comprando una hijuela en la zona de Maullín, la cual posteriormente vende en 1889, fecha cercana al segundo matrimonio de mi tatarabuelo en Antilhue. También en 1889 adquiere otra propiedad, inscrita en el Conservador de Bienes Raíces de Puerto Montt. Otra coincidencia, es que el nacimiento de Rosa Ramona Espinoza Patiño, está inscrito en San Pablo, provincia de Osorno, y da como domicilio en "Quilacoya", sector ubicado al noroeste de San Pablo. La firma de Estanislao en el registro de nacimiento, es sospechosamente parecida a la del documento notarial de Yumbel, así como lo es el nombre de Quilacoya en San Pablo y de Talcamávida. Sí. Sé que los nombre de locaciones mapuches se repiten. Pero no deja de serme sospechoso.




¿Qué es lo que creo? Que el pícaro de mi tatarabuelo encontró nuevos rumbos por el sur, vendió propiedades, entre ellas, las que le correspondían a su esposa Higinia González, formó otra familia y como en ese tiempo era muy difícil que se pudiera demostrar la bigamia, se quedó por la zona de Osorno y Valdivia, abandonando a su primera esposa e hijos en Carahue. Sé que el apellido Espinoza es bastante común, pero ha sido coincidente que cuando conozco a alguien con ese apellido de la zona interior de Valdivia o al norte de Osorno, le encuentro un sospechoso parecido a mis parientes Espinoza de Nueva Imperial.

De los padres de María Higinia González, podemos decir que fueron Juan de Dios González Tiznado y María Petrona Sanhueza Rojas. La familia paterna de Juan de Dios desciende de los González de Medina de la zona de Yumbel, y también de los González de la Ribera, de la zona de Rere. El ancestro más antiguo que he encontrado es Andrés González de la Ribera, corregidor de Rere en 1653.

De los padres de Estanislao Espinoza, Feliciano y María Eugenia Bastías, aparte de la mención en los registros de matrimonio de Arauco y Antilhue, no hay más antecedentes. Del primero se deduce que Estanislao vivía hacían 17 años en Arauco, en el año 1876, por lo que se deduce que llegó a la zona alrededor del año 1859, procedente de Quirihue. De los registros de matrimonio en Antilhue y de nacimiento de sus hijos, también en Antilhue y San Pablo, se deduce que Estanislao nació alrededor del año 1849, por lo que tendría no más de 10 años de edad cuando llegó a la zona de Arauco. Por lo mismo, tanto sus padres Feliciano como María Eugenia deben haber fallecido, o en la zona de Arauco - Cañete, o en Carahue - Nueva Imperial. Hasta ahora no he encontrado documentos que lo acrediten.

Tampoco hay registros de Estanislao en Quirihue, Ninhue o alrededores, y menos aún de alguna nominación de Feliciano Espinoza y María Eugenia Bastías. Ni siquiera como padrinos o testigos de algún sacramento. Será una tarea titánica dar con ellos. Pero así es la genealogía. Uno no busca ancestros. Los ancestros lo encuentran a uno...

En el siguiente link podemos ver la descendencia de Feliciano Espinoza, hasta ahora, mi ancestro de ese apellido más antiguo.

Descendencia de Feliciano Espinoza.

3.2.- La familia Freire. (Continuará)

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