5 de mayo de 2007

Bartholomaeus Kröll en Silesia y su descendencia en Chile.

Historia y antecedentes genealógicos.


Luego del largo y penoso viaje del valle de Zillertal a Silesia en 1837 indicado en los acontecimientos narrados en el primer artículo de este blog, mi tatarabuelo Bartholomaeus Kröll, ("Dudlar Bachtal" según la usanza popular en el Tirol), se estableció en la zona del Riesengebirge, en los alrededores del pueblo de Erdmannsdorf (hoy Myslakowice, Polonia) siendo el primer propietario de la parcela N° 7 en Hohenzillertal , que era el nombre con que habían bautizado a uno de los sectores donde habían llegado los inmigrantes protestantes.

Él había viajado junto a su anciana madre Marie Kröll en una carreta tirada por un asno desde el Tirol hasta Schmiedeberg, donde su especial y llamativo vehículo sorprendió a los habitantes y su burro fue más especialmente homenajeado por los jóvenes de Schmiedeberg, los que deseaban montar en los asnos de los tiroleses que llegaban. Esto hacía que los dueños fueran igualmente homenajeados, de modo que los demás tiroleses decían bromeando que ellos traían a sus queridos burros en vez de tener que comprar caballos. En la emigración a Silesia tuvieron más de algún gracioso percance con los burros. Sucedía de vez en cuando que los asnos no querían caminar por lo que había que empujarlos.

A Bartholomaeus Kröll le gustaba mucho cantar. En su mayoría eran canciones religiosas impregnadas de la alegría que llevaba en su corazón. Cuando por las tardes podía cantar con alguien más, era como si el tiempo no pasara para él y hubiera deseado seguir cantando siempre. A menudo se le oía cantar desde la casa o cuando trabajaba en el campo o en el bosque. Lo hacía en voz muy alta y alegre para que le oyeran desde lejos. Tenía buena voz aún cuando su pronunciación era deficiente debido a que le faltaba el paladar y a su labio leporino.

Una vez estaba dando vueltas una avena en su campo en una luminosa noche de Luna llena y cantaba tan fuerte sus canciones religiosas, que eran su dicha y la alegría de su corazón, que sin saberlo, vino a confirmar la creencia de los lugareños en una vieja leyenda que decía que en el monte Höllengraben, que constituía la frontera entre Seidorf y Arnsdorf, después de medianoche bajaba un cortejo fúnebre desde la montaña y se detenía allí en la zona de Hohenzillertal agitando las cruces. De este modo, cada vez que Bartholomaeus Kröll salía al campo a trabajar en las noches de Luna, los lugareños creían oír igualmente los cánticos del cortejo fúnebre de la leyenda y aseguraban haberlo visto bajando desde el cerro...

Posteriormente, luego de casarse, vendió su parcela a Jakob Klocker (otro inmigrante tirolés que posteriormente viajó a Chile) y compró otro asentamiento en la parcela N° 41 en la zona bautizada como Mittel Zillertal por los colonos tiroleses. Su esposa Elisabeth era hermana de Peter Wechselberger, uno de los inmigrantes tiroleses que había quedado ciego y vivía en la casa de solteros de Erdmannsdorf.

Bartholomaeus y Elisabeth tuvieron siete hijos (Catharina, Daniel, Rosine Susanna, Marie, Stephan y Elisabeth) y a menudo debieron luchar contra la adversidad, ya que la parcela se encontraba en medio de un bosque donde la tierra era húmeda pero muy dura, por lo que requería de mucho trabajo y capital. Por desgracia Bartholomaeus no contaba con la mano de obra necesaria ni menos con el capital necesario ya que no poseía riquezas y sus hijos estaban muy pequeños para trabajar, pero poseía algo que muchos no tienen y que es la dicha y el corazón alegre, lo cual demostraba con sus alegres cantos.

Por mucho tiempo Bartholomaeus trabajó como recadero del Municipio. Un día había venido donde Sebastian Rahm, el alcalde, a preguntar si había algún encargo para él. Llevaba una tinaja de harina en la espalda ya que venía del molino y de pronto se le cortó la correa y la harina cayó al suelo. Sebastian Rahm, a quien le gustaba bromear con las buenas personas, pisoteó la harina como por casualidad y grande fue el desconcierto de "Bachtal" que se lamentaba: "¡Mi harina! ¡Mi harina!" Mientras tanto, Sebastian Rahm le dijo que llenara la tinaja con harina fresca de su bodega y que la que quedó en el suelo la recogiera para provecho del ganado. Así el obsequiado siguió feliz su camino.

Sus peculiares aventuras lo obligaron finalmente a dirigirse a Chile, junto a otros inmigrantes y sus siete hijos. El mayor de los varones, Daniel, ya tenía 19 años de edad. De figura delgada, rostro inteligente, llevaba en su modestia y franqueza en su vestir la imagen de un genuino muchacho del Tirol. El mismo joven que escribió una larga carta desde Chile dirigida al alcalde Rahm de Erdmannsdorf. La carta proveniente de Angol con fecha 20 de Mayo de 1871 es la respuesta a otra con noticias de la guerra. Daniel escribió:

«¡Dios os salude, queridos amigos de mi amada patria!

Una gran alegría me dísteis, querido amigo, cuando mi padre me envió tu carta desde Los Ángeles. Me alegro mucho por la minuciosa descripción de la juventud de Zillertal luego de concluida la guerra. Cuando leía los periódicos tenía miedo y estaba preocupado que la sangrienta guerra no tuviera como víctimas a muchos de los nobles compañeros de la escuela, por eso te alabo y le agradezco a Dios que todavía no venga una próxima. Es desgarrador para las familias afectadas.

Al llegar aquí la noticia de la declaración de guerra, los [colonos] franceses gritaban: "¡Que viva el Kaiser!" (a modo de burla porque aseguraban que Francia saldría vencedora en esta guerra). Los alemanes pensaban con lástima en su querida patria. Dos días después hubo un llamado a todos los alemanes de esta república de parte del cónsul de Alemania. Su talento oratorio ablandó incluso a los alemanes más indiferentes. Dio noticias de nuestros hermanos que, con justa razón, se dirigían contra las armas asesinas y solo seguirían el lema "¡Victoria o Muerte!" El sagrado deber de los alemanes de aquí es curar las innumerables heridas y ayudar a sustentar a las viudas y a los huérfanos. La cada vez más despedazada Alemania se fundirá y unirá en un solo reino desde el mar del Norte hasta los Alpes para humillar al enemigo hereditario de Alemania. A las pocas horas se reunieron $31.000 en Valparaíso. Quien pudo, dio en abundancia. El que poco tenía, dio lo que pudo. El tacaño que nada ofreció fue expulsado de todo tipo de agrupaciones y reuniones sociales.

Después de la primera retirada del ejército prusiano de Saarbrück, los franceses festejaron en grande hasta volverse locos en una fiesta triunfal. Unos días más tarde llegó desde Norteamérica un despacho telegráfico en alemán que informaba de la magnífica victoria de los alemanes en Weiβenburg, Wörth, etc. Se pidió guardar silencio hasta que la noticia fuera informada por correo, lo que finalmente ocurrió el 18 de Septiembre en la fiesta de la Declaración de Independencia de España cuando todos festejaban solemnemente en la Plaza de Armas. Para la tarde siguiente los franceses habían invitado a las más altas autoridades locales a un banquete triunfal, cuando a las 2 de la tarde llegó la correspondencia con los periódicos. "Derrota de los franceses" decía el titular. Todo fue prolijamente descrito, se admiró la sorprendente valentía del ejército prusiano, así como la inteligencia de los generales alemanes. No había otro tema de conversación más que la Guerra Franco - Prusiana. Un correo posterior trajo la noticia de la captura de Napoleón y la capitulación en Sedán.

¡Aunque el regocijo alemán era insostenible, es imposible describirlo con la pluma del entusiasmo! Sin embargo, que penosa cantidad de los más nobles hijos y hombres le costó a Alemania. Al leer la lista de los caídos en el periódico chileno, lo único que pude hacer fue desahogar con lágrimas mi oprimido corazón. ¡Oh! Cuántas veces a menudo pensé en los hombres y en la juventud de Zillertal y en lo que había ocurrido en las batallas y en las acciones que había cometido el ejército alemán, etc. Pero también los diplomáticos en Alemania hicieron lo más grande, lo que ellos podían hacer, llevar a cabo, de hecho, la unificación de Alemania. Restauraron el Imperio Alemán y pusieron la Corona Imperial en la cabeza del anciano Kaiser Guillermo.

Los [colonos] ingleses de aquí fueron muy especiales, los cuales muy preocupados preguntaron si la victoria valió por todas las víctimas y la sangre derramada. Yo respondí: "¡Sí! Esta victoria es incalculable para la nación alemana, hasta la más amplia conciencia no puede encontrar límites para esta dignidad: ahora ellos pueden crear un ejército con facilidad, donde antaño solamente a los prusianos les llevó 65 años realizar este cometido."

Los millones de alemanes en el extranjero adquirieron ahora una categoría distinta a la de antes; cuando ahora un cósul alemán exprese su opinión, será escuchado con atención y subordinará su voluntad a los demás extranjeros. Incluso aquí en Angol, cuando los lugareños preguntan de cuál nación es uno, se da la respuesta: "Soy prusiano" (en castellano en el documento original), entonces te miran de la cabeza a los pies con verdadero respeto. ¿Y de dónde proviene la habilidad de los prusianos para todo esto? Viene de la organización militar de Scharnhorst, el fundador, quien trajo la formación y el refinamiento del Espíritu a toda la nación prusiana, ésta fue la cosecha por la cual sembraron el ministro von Stein y el padre Arndt. ¡Y qué es lo que sigue siendo más noble! Que todo el pueblo alemán, los generales del ejército, el Kaiser, todos aclaman: "¡Por la misericordiosa protección de Dios! ¡Por la guía de Dios! ¡A él todos los honores!" ¿Qué hubiera dicho el Perro Cazador (como llaman a Napoleón III en Chile), si se ubiera instalado en Berlin con sus asesinos, como lo hizo el primero (refiriéndose a Napoleón I)? Hubiera dicho que todo había sido por su capacidad, su inteligencia y su genio.

También Usted escribió que los franceses juraron eterna venganza a los alemanes, en lugar de arrepentirse de su propio pecado y ser su orgullosa vanidad la razón por la cual rompieran el curso de los acontecimientos. Pero puedo hacer una mejor crítica a esto, ya que los guerreros alemanes no tuvieron tiempo de aprender la historia de esta nación a fondo, como ocurrió aquí en América. La clase media francesa, cuando puede leer, busca e investiga solamente las historias de Luis XIV y el período hasta la expedición militar de Napoleón I a Rusia. De su descenlace y de los años 1813, 14 y 15 nadie quiere saber. Solamente se han aprendido de memoria las crónicas de Crimea y la batalla de Solferino, el común de la plebe, la clase más numerosa, no quiere otra cosa más que la ley de la selva y la república roja. Sin embargo, la mala hierba más nociva del pueblo francés es su falta de fe ya que desde los más ilustrados hasta los más espontáneos no pueden vanagloriarse lo suficiente ante un alemán, cuando lanzan alguna estremecedora blasfemia a la sabiduría de Dios.

Pero no voy a continuar con estas cosas y les informaré de mi círculo familiar. Mi hermana Rosine se casó un mes después de nuestra llegada a Chile con un inglés quien es dueño de una panadería en la capital, Santiago. Tiene un hijo llamado Roberto. Susanna se casó igualmente con un inglés que es dueño también de una panadería en Valparaíso, la ciudad portuaria más grande de Chile. En esta panadería se procesan 200 quintales diarios de harina. Susanna es madre de dos adorables hijos, un niño llamado James y una niña de nombre Henriette.

El papá, la mamá, mi hermano Stephanus, Marie y Lisl están en la colonia en Los Ángeles. El año pasado el papá compró cerca de 24 cuadras de tierra, además de los 150 acres, todas buenas para la siembra de trigo, en esta primavera cinco pares de bueyes no pudieron financiar la semilla. Tiene 38 cabezas de ganado, y en años futuros, cuando haya instalado riego en los pastizales, probablemente duplicará la cantidad de animales. Nunca hubiera pensado que alguna vez superaría a Sebastian Rahm; su ganado, su campo y su libro de prédica lo son todo para él, no le interesa la política interior ni exterior, en una palabra, sostiene que todo exepto ordeñar, sembrar, cosechar y rezar es una estupidez. Para la recaudación de dinero a beneficio de los heridos en la guerra franco - prusiana, dio $50 ó 66 Thaler con 20 Centécimos (200 Marcos), de lo cual todos se sorprendieron, pues en todas partes lo llamaban "El Económico." Es querido por la gente debido a sus cantos tiroleses, los que todavía siempre canta con inquebrantable voz.

Mi hermana Catharina se casó pronto luego de nuestra llegada; junto a se esposo tienen un gran almacén en Los Ángeles y fueron bendecidos con muchos hijos, siete u ocho, no sé exactamente.

Yo me encuentro a 3 leguas al Sur de aquí en un pueblo recién fundado llamado Angol y tengo equipada una fábrica de cerveza que me tiene satisfecho. Desde la cordillera hasta el Oeste hay una franja de 25 leguas de ancho cubierta de enormes y espesos bosques, de aquí hasta la cordillera de la costa del gran océano occidental, existe un valle de 20 millas alemanas de ancho, la longitud del mismo no se conoce con certeza. Este suelo está lleno de las mejores sementeras de trigo, caudalosos ríos atraviesan este maravilloso valle, el cual está tomado por los araucanos o indios.

Debo mencionar con qué ridículos instrumentos labran la tierra los lugareños. Más de la mitad de los terrenos permanecen sin cultivar, sobre el suelo apenas cultivado desparraman la semilla, pasan por encima un arbusto espinoso y ¡Está listo! Para la cocecha de este año se espera que todos los precios suban a causa de la guerra franco-prusiana, aunque ahora nos informan los periódicos que Alemania no necesitará cereales y Francia no tiene dinero.

Ahora debo terminar. Saluda de mi parte muy sinceramente a todos mis compañeros de escuela, a los tiroleses y a todos los que tuvieron que soportar la guerra. Las heridas que se llevan y padecen, son la memoria más honorable con la que los alemanes pueden recordar lo que hicieron por la patria. ¡Oh, cómo me hubiera gustado estar en las filas! Los que quedaron en el campo de honor, erigieron un monumento a la inmortalidad. Murieron por su patria como la juventud espartana en la batalla de las Termópilas, habiéndose erigido como monumento unos leones de piedra donde figuraban sus nombres; los elementos de la naturaleza han demolido la piedra, pero los acordes de la celebración de ese triunfo los claman miles de años después.

Saluda afectuosamente a tus hijos y a los de Thomas Kröll allá en su granja y diles que yo debería cantar con el poeta alemán Körner:

Glücklich, die Ihr die Tat erfochten,
Ewige Lorbeeren habt Ihr Euch geflochten

("Felizmente, ganásteis en la acción,
los eternos laureles que vos os habéis trenzado")

Desde aquí lloramos la muerte del tercer hijo de Hirner y Rieser de Seidrof. El papá y la mamá os envían muchos saludos y les agradecemos miles de veces por la carta. Muchos saludos al director Hahn con todo respeto, de parte de todos nosotros. Vuestro leal amigo,

Daniel Kröll.»

El profesor Gustav Hahn en su libro "Die Zillertaler im Riesengebirge" escrito en 1887, comenta al respecto:

«Una carta como tal nos llena de satisfacción, y una sociedad alemana como esa debe tener una marca especial en nuestro corazón. ¡Qué lástima que él nunca más estuvo en nuestra patria alemana! Dios le bendiga y proteja a él ya a todos los suyos. Este libro deberá ser un cordial saludo a la distancia. Catharine, Daniel, Rosine, Susanna, Stephan y Marie fueron mis alumnos aquí en Erdmannsdorf y yo recuerdo con alegría cuando los tres primeros se confirmaron aquí.

Catharine, la mayor de las muchachas, venía a menudo a escardar lana con nosotros y con ello se procuraba un pequeño ingreso extra, el cual agradecía y ella siempre vendría de nuevo con buena disposición. Esos son los maravillosos caminos de Dios.»

Cuando Bartholomaeus y su familia decidieron nuevamente emigrar a Chile en 1859, la parcela 41 fue vendida a Sebastian Rahm para que la trabajara su hermano Joseph que había regresado de un fallido viaje de colonización a Australia. Vino entonces un verano tan lluvioso y húmedo, que casi absolutamente nada creció, los cereales tuvieron que cortarse con guadaña y no produjeron nada. La familia Kröll salió con bien de su período de necesidad.

Se embarcaron en Hamburgo y zarparon hacia Chile en 1859 en el bergantín chileno "Inca" al mando del capitán F. Kock, el mismo en el que viajaron mis ancestros Neumann. En el barco venía también otro tirolés de Zillertal, Joseph Hechenleitner a establecerse en la colonia alemana del Lago Llanquihue. Cuando le contaron a Bartholomaeus que esa zona de colonización se parecía mucho en clima, suelo y grandes bosques al Riesengebirge, no quizo sufrir las mismas penalidades que que le habían tocado en Erdmannsdorf y decidió cambiar de lugar de establecimiento en un clima más benigno, fue así como llegó a la colonia Humán en la ciudad de Los Ángeles. Por eso fue el único tirolés de aquel grupo de expulsados de Zillertal que viajó a Chile, que se afincó tan lejos del Lago Llanquihue.

De la descendencia de Bartholomaeus Kröll poseo a la fecha la siguiente información:

- Genealogía de Bartholomaeus Kröll (línea masculina).

- Genealogía de Bartholomaeus Kröll (todos los descendientes).
___________________________________________________________________
Fuente:
"Die Zillertaler im Riesengebirge" de Gustav Hahn, 1887. Versión de Heini Lechner de 1996, Hippach, Schwendau, Tirol, Austria.

Traducción original del documento: Kristel Schälchli Neumann. Los Ángeles, Chile, año 2005.

Revisión y adaptación: Arturo Neumann Bravo. Temuco, Chile, Mayo de 2007.